Thursday, February 15, 2007

33.000.000, sobre los milagros y la cotidianeidad.

Hoy viví una millonización.

Disculpen si ésto se convierte en una historia, pero la realidad indica que o la miro o la niego, y si la niego, soy pobre.

Veo, de todos modos, que no la niego y sigo siendo pobre.

Venía a trabajar hoy, un día más, en la oficina en la que tengo mi trabajo de pobre, pero rodeado en el barrio por millonarios.

Esto es Barrio Norte señores.
Esto es El Millón.

Venía, les digo, cuando a sólo dos cuadras de donde escribo ésto veo a un grupo de pobres sacando fotos con sus celulares a algo.

Giro, miro y veo: una Ferrari F-50.

Carajo.

La gente seguía con sus cámaras sacándole fotos.

El dueño de la Ferrari, un límpido millonario, comandaba el volante de su coche quieto, estático.

Los pobres seguíamos mirando.

Cuando descubro que la Ferrari no andaba, y que una grúa la estaba subiendo.

OBVIO que una grúa especial.

Le pregunto a un pobre: "Sabés qué pasó?"

Y el miserable me contesta: "Se le quedó la Ferrari."

Lo miré con pena y difruté que los millonarios sufran.

Pero la vida me tenía preparado algo mucho mejor.

Al instante posterior en el que se llevaron la Ferrari, OTRA Ferrari estacionó.

El millonario era el dueño también de ésta.

Despreocupado, se subió a su OTRA Ferrari, OTRO modelo para evitar las confusiones.

El chiquillo subnormalito que le trajo la Ferrari se fué.


El millonario también.

Lo sabía todo.

Juro que ésto pasó.

Y vaya si lo sabía.

No comments: